EUDEL dice que “el reconocimiento social al trabajo de cuidados debe expresarse en forma de compromiso férreo para combatir las brechas de género”, y también que las desigualdades se manifiestan en “la precariedad de las condiciones del trabajo que desempeñan las mujeres en los servicios esenciales”…
Pero no propone en ningún sitio que se modifique la ley de contratación pública para que no se pueda adjudicar un servicio como el de atención domiciliaria a una gran empresa de construcción.
EMAKUNDE hace anuncios muy bonitos que difunde en la radio y en las redes sociales. Dice que hay que cuidar a las personas que se encargan de los cuidados en el empleo de hogar y la atención domiciliaria.
Pero nunca ha convocado a las asociaciones de empleadas de hogar para concretar propuestas legislativas y medidas concretas que hagan realidad esas ideas tan bonitas.
EMAKUNDE dice que hay que cuidar a las personas que se encargan de los cuidados en el empleo de hogar y la atención domiciliaria.
Pero como denuncia la ATH-ELE hay muchas trabajadoras de hogar sin papeles y las leyes laborales no se cumplen.
EUDEL y EMAKUNDE insisten en la importancia de los cuidados y cuidar a las cuidadoras.
Pero las instituciones gobernadas por el PNV privatizan las residencias de mayores y facilitan el desembarco de fondos buitre que traen la precarización del trabajo y deterioran la calidad de la atención a las personas mayores.
EUDEL y Emakunde dicen muchas cosas sobre los cuidados, lo importantes que son, lo necesario que es cuidar a quien cuida…
Pero el PNV concibe los cuidados como una oportunidad de negocio, como una ocasión para que el gran capital se haga todavía más grande.
Como denunciaba la gerontóloga feminista Mónica Ramos en Pikara Magazine: “A través de concursos públicos, la gestión se ha quedado en empresas especuladoras, fondos buitres, que lo mismo se han quedado con pisos de protección oficial que con las residencias. Y no ha habido un control por parte de la Administración Pública sobre en qué situación están las personas que viven ahí y las que trabajan. (…) Quienes lo gestionan no piensan en el trato que se les da a las personas, sino en la rentabilidad de cada una de las plazas, y eso va en detrimento del bienestar de quienes viven y de la calidad del trabajo. La pandemia evidencia este horror”.
Como contaba Ecuador Etxea el pasado octubre, familiares y pensionistas señalaban “al Servicio Vasco de Salud-Osakidetza, por desatender sus obligaciones, no realizar los controles sanitarios desde los centros de salud de barrios y localidades”. Como dicen, eso “permite que las residencias den una asistencia sanitaria privada, ‘a todas luces precaria’. Lo que supone un grave deterioro de la salud de los residentes”. Denunciaban también que ni se cumple la legislación vigente ni se ha cumplido con el Plan Estratégico 2017-2020, aprobado por el Gobierno Vasco junto con las tres Diputaciones y EUDEL.
EUDEL dice que las desigualdades se manifiestan en la precariedad de las condiciones de trabajo que desempeñan las mujeres en los servicios esenciales, pero las trabajadoras de las haurreskolas tienen que hacer huelga para reivindicar, entre otras cosas, que les cubran las sustituciones, que se acabe con los desplazamientos de educadoras de una Haurreskola a otra y con el mal uso de las horas extraordinarias.
Como denuncia Maizterrak-Sindicato de Inquilinas de Bilbao, el mayor fondo buitre inmobiliario a nivel mundial, Blackstone, desahucia ya a familias y especula con las viviendas de nuestra ciudad, y lo hace con la complicidad del Ayuntamiento dirigido por Juan Mari Aburto, del PNV (sí, el partido que está detrás de la publicidad institucional del bien común y el auzolana).
EUDEL y Emakunde dicen muchas cosas, ¿pero qué hacen además de hablar?