El caso de Camila, la niña de 10 años que ha sufrido bulling racista escolar durante nueve años, evidencia la dejación de responsabilidad por parte del centro escolar y ha terminado con la denuncia interpuesta por parte de la familia a la comunidad de Madrid, última responsable de la desatención y el daño causado a la niña.
Cada vez son más los casos de bulling racista (roza ya el 10% del total de los casos de acoso escolar) y es intolerable la respuesta institucional de Diaz Ayuso diciendo que son casos aislados que apenas se dan. Se necesitan protocolos de acoso específicos para todos estos casos, protocolos que realmente se apliquen y que no se desestimen cuando existen ni que se busquen excusas mirando hacia otro lado, porque el racismo existe y también vive en las aulas. En ningún caso es admisible que se responsabilice a las víctimas que acaban siendo en su mayoría quienes cambian de centro como única solución viable para los menores, recomendada incluso por los propios centros.
No son cosas de niños, no son casos aislados, es una violencia específica no reconocida y no contestada como se debe. Es necesaria una respuesta colectiva para que la responsabilidad deje de recaer en las familias de forma individual así como la formación en racismo y bulling en las escuelas e instituciones.
Apoyamos la campaña #SuspensoAlRacismo para visibilizar el aumento de casos de bulling racista y denunciar la invisibilización sistemática y falta de actuación de colegios e instituciones.
Le damos #SuspensoAlRacismo