Begoña Zugadi, Diagonal
Llegó el verano. Llegaron las fiestas. Llegaron los babosos. Llegó la intensificación de las agresiones sexistas. Los abusos. Los consejos de “no vuelvas sola a casa”, “evita las aglomeraciones”, “cuidado en el transporte público” y “no pases por zonas donde no hay gente”.
En apenas un mes se han producido ocho agresiones machistas en ambientes festivos en varios pueblos de Euskal Herria y en todas se había drogado antes a las mujeres. ¿Nuevos métodos? Mismos agresores, misma violencia machista.
Esta semana han empezado los Sanfermines. Mientras miles de personas acuden a Pamplona a correr delante de los toros, a desfasar y a sumarse al “todo vale, estamos de fiesta”, el movimiento feminista toma las calles y reivindica que “el miedo va a cambiar de bando”, que “ante la duda, tú la viuda” y al mismo tiempo recuerda a Nagore Laffage, asesinada en sanfermines hace ya 8 años, y con ella a todas las asesinadas, agredidas, violadas, que han sido y siguen siendo muchas. De hecho, en la primera noche de fiesta ya se ha producido la primera agresión sexista denunciada por una joven de 19 años. Mismos agresores, misma violencia machista.
Tras años de acciones de denuncia, de generar debate social, de elaborar propuestas, (como protocolos de actuación ante agresiones o habilitar un teléfono de atención… entre otras) por parte del movimiento feminista articulado, en este caso, en Pamplona, el Ayuntamiento ha colocado señales de advertencia de que “Pamplona no tolera las agresiones sexistas” en las entradas a la ciudad. El Ayuntamiento no las tolera, el movimiento feminista, tampoco. Pero la realidad es que las agresiones sexistas y lgtbifóbicas, ocurren y las realizan hombres, hombres machistas. Ellos y su entorno sí las toleran. Cuando decimos que el entorno las tolera queremos referirnos a que, cuando se producen las agresiones, muchas personas se mantienen de forma pasiva, en actitud no crítica y no levantan la voz para decir que no es tolerable.
El discurso de la no tolerancia a la violencia machista ha llegado a muchas instituciones, a los partidos políticos, a los medios de comunicación, a agentes sociales. Se ha extendido y se ha asumido. Se comparte. Sin embargo, generalmente no deja de ser un discurso, un posicionamiento pasivo. Por supuesto que nadie tolera la violencia machista, es relativamente fácil decir “¡ni una menos!”, pero no es un acto performativo.
¿Realmente se comparte y se defiende el actuar, responder, denunciar, emplear medios, luchar y hacer frente a la violencia machista? ¿Lo hacen las instituciones? ¿Qué sucede con las políticas de prevención y atención a la violencia machista? ¿Cómo son los presupuestos que las sostienen? Y qué pasa con la ciudadanía, ¿cómo responde la sociedad en general? ¿Qué hace, cómo actúa?
Desde el movimiento feminista denunciamos el sistema heteropatriarcal que tolera, permite y ejerce violencia sobre las mujeres y sobre cuerpos disidentes. En los últimos meses hemos salido y tomado las calles en muchos lugares, con diversas acciones y estrategias y, cómo solemos decir ,“cuando tomamos las calles, el patriarcado tiembla”.
Bajo el lema “en marcha hasta que todas seamos libres” con la Caravana de la Marcha Mundial de las Mujeres se recorrió Europa reivindicando de forma local luchas globales y compartidas. El 7 de noviembre ocupamos las calles de Madrid, en una marcha multitudinaria denunciando que las violencias machistas suponen la manifestación más violenta de la desigualdad y la más grave violación de los derechos humanos de las mujeres que padece nuestra sociedad. El 25 de noviembre, conmemorando el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres salimos a la calle en cada ciudad, barrio y pueblo a decir que ya basta de violencia machista y a recordar a todas las agredidas, asesinadas, violentadas. El 9 de abril en Euskal Herria las feministas tomamos las calles de Vitoria-Gasteiz bajo el lema “Feministok Prest” gritando que “¡vuestras agresiones, tendrán respuesta!”. El 28 de junio, conmemorando el Dia del orgullo LGTBI salimos a la calle para denunciar el aumento de las agresiones homófobas, lesbófobas y tránsfobas entre otras cosas. Ayer una pancarta bajo el lema “autodefentsa feminista” pudo “colarse” en el txupinazo, el mismo día que muchas compañeras preparaban la Caravana a Grecia que partirá a Tesalónica el 16 de julio para exigir la anulación del acuerdo entre UE y Turquía, denunciar las políticas económicas y comerciales basadas en la explotación y denunciar las agresiones y violaciones que están sufriendo mujeres y niñas.
Llegó el verano. Llegaron las fiestas. Seguimos con la lucha. Nuevas pancartas. Más concentraciones. Manifestaciones. Sigue la resistencia. Las acciones colectivas. La autodefensa feminista. La ocupación de las calles, de las noches y de las fiestas. No sabemos seguro si el miedo cambiará de bando, lo que sí sabemos es que en este bando hay menos miedo. Porque las calles y la noches son cada vez más nuestras, porque las estamos haciendo nuestras. Porque si nos tocan a una, nos tocan a todas y respondemos todas, lo afirmamos, lo gritamos, lo sabemos y lo saben. Versionando la canción de Eskorbuto, “¡Cuidado!, ¡cuidado!, os avisamos, ¡somos muchas más que cuando empezamos!”.