El Movimiento Feminista ha tomado las calles y es imparable. Hemos demostrado que podemos parar el mundo, ahora nos ponemos a cambiarlo.
El 8M demostramos que somos un movimiento intergeneracional y diverso.
Desde el movimiento feminista de Euskal Herria queremos agradecer a todas las mujeres que el 8M llenamos las calles de todos los pueblos y ciudades y secundamos los paros y la huelga convocada y a las que no han podido hacer huelga ni paros pero han buscado la manera de apoyarla.
Como movimiento amplio que somos no hemos tenido posibilidad de juntarnos para hacer una valoración conjunta más pausada pero esperamos hacerlo.
La primera valoración es de éxito rotundo. Hemos llenado, calles, plazas, portadas de periódicos, espacios informativos, a nivel local, nacional, estatal e internacional y tenemos muchos motivos para pensar que este día es histórico para el movimiento feminista en particular y esperemos que para la sociedad en general. Hoy las cifras y las palabras se nos quedan cortas describir lo que pasó el 8M. Todos esos momentos de sororidad, complicidad, emoción, sonrisas… son imposibles de cuantificar.
El 8M fue un punto de inflexión, miles de mujeres, algunas organizadas y muchos miles sin organizar vieron claro que salir a la calle, reivindicar en colectivo, caminar juntas, y alzar nuestras voces contra el sistema heteropatriarcal que nos oprime y nos ahoga es necesario para que esto de la vuelta. Hemos demostrado que somos un movimiento que tiene fuerza y músculo para defender lo que nos corresponde. Hemos dejado bien claro que lo queremos todo y lo queremos ya, que no vamos a seguir esperando.
Nosotras tenemos propuestas desde hace mucho tiempo sobre los derechos sexuales y reproductivos, sobre la coeducación, sobre cómo combatir la violencia machista, sobre DDHH y sobre cómo cambiar este modelo económico que nos explota e invisibiliza nuestros trabajos. Hasta ahora no nos han hecho caso y nos han acusado de ser una minoría, pero ya no van a poder seguir haciéndolo, el 8M demostramos que la mayoría de las mujeres de Euskal Herria queremos un modelo social feminista.
El PNV, con la tibieza que acostumbra, nos ha demostrado nuevamente lo que está dispuesto a hacer, concentrarse durante 15 minutos mientras apela a la responsabilidad de la sociedad. Pues nosotras les decimos que poner los medios para conseguir la igualdad y el fin de la violencia contra las mujeres es responsabilidad de quien gobierna y que nosotras estaremos en la calle exigiendo que lo hagan.
Hay muchas cosas que pueden hacer ya, empezando por poner fin a la subcontratación y la precariedad en los sectores feminizados. Les decimos que a nosotras más que el techo de cristal nos preocupan los suelos pegajosos donde están las más precarizadas, las migrantes, las empleadas de hogar. Y aquí también pueden hacer algo ya, como controlar a quienes desde Lanbide tratan a las perceptoras de la RGI como si fueran delincuentes, en vez de garantizar derechos.
El 8 de marzo dejamos de hacer los trabajos de cuidados que diariamente realizamos y por primera vez se tuvo que pensar cómo responsabilizarse de ellos, qué hacer con los y las niñas, con las personas enfermas, dependientes, mayores, etc. cuando no estamos las mujeres. Surgieron nuevas preguntas sobre los cuidados y el formato de la huelga, saliendo a la luz conflictos hasta ahora invisibilizados. También se crearon nuevas propuestas, por ejemplo, comedores o guarderías comunitarias, etc. Y se dio un importante protagonismo a las trabajadoras de hogar, que denunciaron la situación de explotación en la que trabajan. En ese sentido, la huelga feminista ha sido un acontecimiento importante para transformar la conciencia y práctica colectiva.
También hubo gran impacto por la huelga de consumo, con acciones reivindicativas en grandes superficies para plantear que queremos otro tipo de consumo, que no se base en la explotación de las personas y la naturaleza. Además de denunciar la utilización de la imagen de las mujeres como objeto sexual y que se reproduzcan estereotipos sexistas sistemáticamente.
En los centros educativos, las profesoras y estudiantas se movilizaron conjuntamente. Localmente, en escuelas, guarderías, institutos, universidades se organizaron diversas actividades y se hizo notoria una participación muy alta del movimiento estudiantil en las manifestaciones.
En cuanto a la huelga laboral, gracias a la alianza con los sindicatos miles de mujeres pararon. Cada mujer encontró su manera de hacer huelga y de contribuir a la huelga feminista. Sobre todo, es destacable el esfuerzo que se ha hecho en muchos sectores feminizados. La huelga ha tenido un especial seguimiento en espacios mayoritariamente ocupados por mujeres: cuidados, limpieza, educación.
Queríamos una huelga que desbordara y lo hemos conseguido. Hemos hecho realidad una huelga feminista, que ha ido mucho más allá de lo laboral, y que ha servido para volver a convertir el 8 de marzo en un día reivindicativo y combativo. Las imágenes que deja la jornada del 8M demuestran todo el trabajo colectivo que se está construyendo pueblo a pueblo.
Según los cálculos del Movimiento Feminista 230.000 mujeres de manifestaron en el conjunto de Euskal Herria. Con movilizaciones masivas en las capitales, siendo de hecho en algunas de ellas la cifra de asistencia más alta en las últimas décadas. Además, la participación en las movilizaciones no sólo se concentró en las capitales, sino que en más de 200 pueblos se convocaron manifestaciones donde la participación fue igualmente muy alta. Estos datos además de ser históricos demuestran tanto la capacidad de movilización del movimiento feminista como su organización en red.
En Bilbao se realizó un enorme símbolo feminista en Gran Vía y Plaza Elíptica, en una sentada silenciosa cargada de emoción, como homenaje a todas las mujeres asesinadas. En Donostia también se realizó una sentada con miles de mujeres, además de una acción desobediente contra el obispo Munilla. En Iruña las acciones de la mañana estuvieron dirigidas a los grandes comercios que simbolizan el actual modelo de consumo y explotación; además de cortarse las calles al grito de “si esta es vuestra paz, estamos en guerra”. En Gasteiz, 30 activistas feministas se encerraron en el INSS arropadas por cientos de mujeres en el exterior quienes durante más de dos horas realizaron una sentada en protesta cortando el tráfico y una de las arterias del centro de la ciudad.
Las manifestaciones de las 20h de la tarde en Iruña, Donostia, Gasteiz y Bilbao aún fueron más masivas. Llenándose las calles mucho antes de empezar con una cadena humana que rodeó el Corte Inglés en Iruña, con los diferentes bloques que confluyeron en la manifestación de Donostia y con una gran Kalejira en Bilbo.
Por otra parte, tampoco podemos olvidar el papel represivo de los cuerpos policiales, que identificaron a una mujer en Iruñea y cinco en Araba, tres en Gasteiz y dos en Zigoitia, además de amenazar a una periodista con aplicarle la Ley Mordaza si publicaba unas imágenes.
Pero estas cifras no lo dicen todo, es importante destacar también el carácter internacional de esta huelga feminista. Que ha servido para dar un paso más en la construcción de redes contrahegemónicas contra este sistema heteropatriarcal, capitalista, racista y colonialista. Con importantes movilizaciones por todo el mundo.
El Movimiento Feminista ha tomado las calles y es imparable. El 8M demostramos que somos un movimiento intergeneracional, tenemos que destacar la presencia de las jóvenes, pero también de las pensionistas. Además, se visibilizó nuestra diversidad, mujeres migrantes, racializadas, bolleras y trans ocuparon las calles de toda Euskal Herria.
Hemos demostrado que podemos parar el mundo, ahora nos ponemos a cambiarlo.
GORA BORROKA FEMINISTA!